sábado, 11 de septiembre de 2010

Santísimo Cristo del Perdón, Maráa Santísima de la Piedad y San Juan Evangelista

Historia de una Hermandad
          En Arcos no había noticias de cómo ni cuándo se labró, aunque viendo el plano de enterramientos que se conserva en la Sacristía, en el que figura en esta Capilla el nombre de García Ximenez Moreno, creíamos que acaso fuera éste el fundador. En el Archivo de la Parroquia, se encuentra una nota, según la cual en 1581 ante Juan del Valle, escribano, García Ximenez Moreno hace Testamento, “e hace la Capilla del Xpt del Perdón.
          Incluso la Capilla estaba mucho antes, pues, la de San Antonio que se fundó en el 1478 como vimos en su lugar y que esta parte estaba completamente cerrada. Observemos además que la bóveda del Perdón es idéntica a la de la Capilla de la Antigua que se fundó en 1512. Lo cierto que las obras se acaban en el XVI. Lo poco que sabemos está íntimamente vinculado a la Hermandad que la ocupa.
          En efecto, el Stmo. Cristo del Perdón es el titular de una Cofradía de clérigos en ella establecida, posiblemente fundada en el XVI, pues, si bien el primer documento que se conocía ante de los Estatutos, era una Bula de Clemente X dada en 17 de 1671 determinando las cinco fiestas que se han de celebrar, siendo la principal la del tercer viernes de octubre y que la Hermandad se obligó a celebrar “con decencia”, hay otro documento de 1569 en que el pintor de imaginería Andrés Ramírez, recuerda en su testamento que la Hermandad le debe …..” y que casi seguro se refiere a la del Perdón. Con ello resultaría ser ésta una de las Hermandades más antigua de Arcos.
          En 1691 piden al Provisor que les apruebe las reglas, lo que consiguen el 24 de junio de ese año y en las que recogen las dichas cinco fiestas expresadas en la Bula; que la Hermandad podía tener hasta 24 hermanos de número y que cada uno daría dos ducados y dos libras de cera al pertenecer a ella, y entre los cuales se nombrarían los diputados y oficiales necesarios, pudiendo también “asentarse” más hermanos, ya como supernumerarios, que darían tres reales y media libra de cera. Los primeros eran casi todos sacerdotes, y siempre sería el Prioste, el Vicario de las iglesias de Arcos. Era, pues, una Hermandad prácticamente clerical, pero no de Santa María, aunque en ella radicara, sino del clero de todo el pueblo.
          Quedan, pues, aprobadas las Reglas que son cortas y constan de seis capítulos pequeños con la condición de que siempre estaría sujeta a la jurisdicción eclesiástica. Con motivo de la aprobación de las reglas, la Hermandad celebró la fiesta del tercer viernes de octubre, día 19, viniendo a predicar el Prioste del Convento de los carmelitas de Jerez, dándosele 90 reales. Fue tan del agrado de los fieles que el año siguiente recogieron 34 reales de limosnas que para aquella época era una gran cantidad. Siguieron bastantes años celebrándose, así como la de los Viernes de Cuaresma, costeando en su Capilla Misa y Sermón, cantándose por la noche el Miserere y pagando doce reales a los músicos.
          En el Cabildo de 19 de abril de 1711 se acordó, que desde que se encierre el Señor en el Monumento de Jueves Santo, hasta acabados los Oficios del viernes, se adornase la Capilla con cera, y que los Hermanos veinticuatro asistieran de dos en dos con sus hachas encendidas delante del Monumento, y que después de las tinieblas del Jueves Santo se predicase el sermón de la Pasión. Y finalmente, se acordó que cuando uno de los hermanos veinticuatro cayese enfermo, se le asista con médico a quien se le dará salario y con medicinas de la Botica hasta la cantidad de 50 reales, y que al morir se le daría entierro en la Parroquia a que pertenezca y sean los hermanos los que lleven el cuerpo.

Imagen de la presidencia de Cruz de Guía, en los primeros años de la Hermandad depués de la refundación.

          La Hermandad va tomando cada vez más preponderancia y esplendor. El siete de mayo del mismo año 1712 en escritura ante Francisco José de Villanueva se encarga a Juan Fco. Morales, escultor de Arcos a hacer el nuevo y actual retablo con arreglo al diseño que lo entregan por 1500 rs, que con la madera que le dan, suman un total de 3000 rs.
          En 25 de enero de 1713, todavía no debían estar colocadas las imágenes, pues en Cabildo celebrado en esta fecha hacen constar que el Sto. Cristo y Ntra. Sra. Están hechas para colocar en su altar, ya en el nuevo, como es natural, con el desea de “ver lograda la procesión del Descendimiento de la Cruz que se ha de hacer el viernes Santo por la mañana para cuyo efecto se han hecho las dichas hechuras”. Todavía en el cabildo de cinco de noviembre del mismo año insisten en que están terminadas las imágenes del Señor y de la Virgen con el Título del “Descendimiento”. Pero en fin, no hay duda que se llevan a cabo sus ilusiones, y la nueva imagen es colocada en el Retablo recientemente terminado, y la Procesión del Descendimiento es ya un hecho que repiten todos los años. Ello explica que las articulaciones del Cristo fueran movibles para poder efectuar su bajada de la Cruz. Y así vemos con la imaginación de Manolo Pérez a la Hermandad del Perdón “la Hermandad de los curas” como se la conocía, una de las más esplendorosas y ricas de aquel abarrocado y dorado siglo XVIII salir todos los Viernes Santos a las diez de la mañana y tras de subir las gradas a la Plaza entre doble fila de más de doscientos clérigos celebrar sobre un túmulo de la Hdad. de la Soledad el Descendimiento de Cristo de la Cruz.
          A San Juan se le compra una nueva pluma en 1743 al mismo tiempo que se le arregla la corona a la Virgen y las potencias al Señor y en 1752 se le retoca el rostro al Evangelista. Los años van transcurriendo con sus fiestas, procesiones y Descendimientos, compras de matas de olivar y una casa en la calle Gomélez; ponen vidriera, reja y tela metálica en la ventanita de la Capilla, blanquean ésta, tienen que cambiar de sitio el retablo, pues cae “un cañón de agua que daña la pared del retablo” y “la bóveda y entierro de los dueños de esta Capilla”. De lo que resulta, que ésta, no es de la Hermandad sino de los Fundadores, y que ahora utilizan los hermanos, probablemente abandonada o desaparecidos aquellos. Lo que confirma una vez más su antigüedad. También vemos que se dora un angelito del retablo que ya no existe.

          Recogida del paso en los anos setenta, en la que se puede ver la afamada banda local de C.C. y T.T. de la Cruz Roja.
          En Cabildo de 1713 se da cuenta como D. Cristóbal Jiménez Marrufo dejó aun Memoria de una Misa cantada al Sto. Cristo todos los Viernes del año con vestuarios y caperos y asistencia de la música, que pagaban diferentes vecinos por sensos de ciertas matas de olivar…. También D. Juan Ramírez de Cartagena Pbro. Dejó testamento en 1739 1500 reales de vellón para que se comprase una lámpara de plata que hizo D. José Alexandre de Sevilla para sustituir a otra anterior de plomo y estaño y que ya cita el inventario de 1767 y que hoy no existe. La Hermandad siguió con bastante esplendor hasta el año 1758 en que solo quedaba un beneficiario en Sta. María administrando sus bienes por causa de disgustos habidos entre sus hermanos, aprovechando en 176* la llegada del Visitador para reunirse y hacer nuevos nombramientos, reanudándose los Cabildos, gracias a los esfuerzos del Dr. D. José Isidoro Cazalla, que supo limar las asperezas habidas entre ellos.
          Pero en 1796 nos dicen las crónicas que hacía varios años que había dejado de existir la Cofradía. Esto originó el que la Hermandad del Dulce Nombre y Ntra. Sra. De las Angustias de la iglesia de San Francisco, quisiera seguir haciendo el Descendimiento, por lo que se cambiaron los San Juanes de ambas Hermandades. Así es que, el que ahora tiene el Dulce Nombre es el antiguo del Perdón, francamente sin gran valor artístico y el que de rodillas posee esta Hermandad es de aquella, viéndose todavía en su Capilla de San Francisco un hueco en el muro, en el que entraba el pie y pierna de este San Juan.
          Más tarde, y ya a finales de nuestros años veinte se reorganiza la actual hermandad con características completamente distintas de lo que fue en los siglos XVII y XVIII.
(Textos obtenidos del "Inventario de la Basílica Menor de Santa María de la Asunción"
4ª Parte - II Epístola Estudio Sobre la Capilla del Perdon).